El diario de campo es una invitación para analizar nuestro trabajo docente. Es, asimismo, una invitación al diálogo orientado a aprender algo más sobre nosotros mismos, sobre los niños con quienes trabajaron, sus familias y realidad social. Todo con la finalidad de encontrar nuevos caminos y respuestas para nuestro trabajo en el aula y la escuela.
Es así que el elemento central de esta propuesta de reflexión se resume en una palabra: diálogo.
En primera instancia con nosotros mismos: ¿qué pienso sobre mi trabajo docente en este medio y por qué? Antes de ver qué dicen y proponen autores o compañeros, debemos preguntarnos sobre lo que auténticamente pensamos, y analizar el proceso que hemos recorrido para formarnos esas ideas.
En un segundo momento, esta disposición al diálogo deberá extenderse también a los niños, los padres y otros habitantes de la comunidad, para conocer qué piensan, qué esperan de la escuela y de nuestro trabajo como maestros.
Consideramos que para el trabajo del maestro es importante, de manera especial, el grado de colaboración que tenga de los padres de familia y autoridades locales, consideramos la invitación al diálogo que aquí se hace, como primer acercamiento para conocer qué piensan ellos y por qué.
Esta base de conocimientos permite entender muchas conductas de padres y agentes comunitarios, en relación con la escuela, que en ocasiones resultan molestas o parecen absurdas para los maestros. Es así que este acercamiento puede ser un elemento de apoyo para que la labor docente en el medio urbano o rural rompa con el aislamiento y la falta de sentido que afecta a tantos maestros.
Es así que el elemento central de esta propuesta de reflexión se resume en una palabra: diálogo.
En primera instancia con nosotros mismos: ¿qué pienso sobre mi trabajo docente en este medio y por qué? Antes de ver qué dicen y proponen autores o compañeros, debemos preguntarnos sobre lo que auténticamente pensamos, y analizar el proceso que hemos recorrido para formarnos esas ideas.
En un segundo momento, esta disposición al diálogo deberá extenderse también a los niños, los padres y otros habitantes de la comunidad, para conocer qué piensan, qué esperan de la escuela y de nuestro trabajo como maestros.
Consideramos que para el trabajo del maestro es importante, de manera especial, el grado de colaboración que tenga de los padres de familia y autoridades locales, consideramos la invitación al diálogo que aquí se hace, como primer acercamiento para conocer qué piensan ellos y por qué.
Esta base de conocimientos permite entender muchas conductas de padres y agentes comunitarios, en relación con la escuela, que en ocasiones resultan molestas o parecen absurdas para los maestros. Es así que este acercamiento puede ser un elemento de apoyo para que la labor docente en el medio urbano o rural rompa con el aislamiento y la falta de sentido que afecta a tantos maestros.
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